Madama Butterfly de Giacomo Puccini es una de las óperas más famosas y representadas alrededor del mundo. Según Operabase, aparece en el octavo puesto de su clasificación.
Giacomo Puccini, compositor de Madama Butterfly
Madama Butterfly es una ópera compuesta por Giacomo Puccini acompañada del libreto en italiano por Giuseppe Giacosa y Luigi Illica que se estrenó en 1904 en La Scala de Milán. La narración está inspirada en la obra teatral Madama Butterfly: Una tragedia japonesa (1900) de David Belasco que a la vez está inspirada en el cuento Madame Butterfly (1898) de John Luther Long. El estreno de la ópera en 1904, en un principio, recibió el rechazo del público. Sin embargo, Puccini elaboró varias revisiones posteriores hasta dar con el éxito de la presentación de su versión definitiva en 1907, la cual se conoce como la “versión estándar” de la ópera, la más representada habitualmente en el mundo.
Argumento de Madame Butterfly
Madame Butterfly es una ópera dividida en tres actos que narra el trágico final de Cio-Cio San (Butterfly), una geisha que, por seguir firme con su honor, sufre los estragos del abandono de su marido, Pinkerton. Él es un militar americano que la utiliza como compañía durante su estancia en el país y que posteriormente la abandona. Un trágico drama que narra el dolor y el sufrimiento de la adopción de una cultura invasora, el rechazo social y que pone de manifiesto uno de los temas más representados durante el siglo XXI, el abuso de los americanos a terceros.
Actos de la ópera de Madame Butterfly
Acto I
El oficial de la armada americana, Pinkerton (tenor), compra una casa en una colina de la ciudad de Nagasaki, Japón, para él y su futura esposa Cio-Cio San (Soprano), matrimonio que ha sido arreglado por el casamentero Goro. Pinkerton ve el matrimonio como un divertimento de su estancia en el país, mientras que Cio-Cio San ve el enlace como un compromiso de por vida. Tal es su compromiso que renuncia a sus creencias budistas por adoptar las de su marido, el cristianismo. La boda se celebra en la casa con los amigos e invitados de la novia, junto al cónsul estadounidense Sharpless y el registrador oficial. Sharpless advierte a Pinkerton de los apasionados sentimientos de la joven por él y que debe de tener cuidado de no herirla. El tío de Cio-Cio San, Bonzo, descubre la conversión de su sobrina y se presenta en la casa a maldecir y repudiar a la joven, además de alentar el reniego de los invitados hacia la joven, quien cae desconsolada por el rechazo de los suyos. Pinkerton consuela a su mujer, quien posteriormente se entrega a su marido en su noche de bodas.
Acto II
Han pasado tres años desde la partida de Pinkerton. Cio-Cio San espera pacientemente la llegada de su marido junto a su única criada, Susuki, quien intenta convencerle de que Pinkerton no volverá. El casamentero Goro intenta casar de nuevo a Cio-Cio San, pero ella hace caso omiso de las propuestas de matrimonio a pesar de la pobreza que sufre. Poco después, Sharpless, el cónsul estadounidense, visita a la joven para entregarle una carta de Pinkerton, quien anuncia su vuelta a Japón, pero no para volver a estar junto a su mujer. Sharpless le pregunta qué haría la joven en caso de que Pinkerton no volviese, a lo que ella le anuncia que volvería a ofrecer sus servicios de geisha o morir, pero que espera convencer a su marido para volver con ella y con el hijo de ambos que concibieron la noche de bodas.
A través de la terraza de la casa, Cio-Cio San y Suzuki avistan la llegada del barco de Pinkerton y se apresuran a decorar la casa con flores y visten a la joven con sus ropas nupciales para recibir la llegada de su marido junto a su hijo. Esperan la llegada de Pinkerton toda la noche y, a la mañana siguiente, Cio-Cio San cae dormida.
Acto III
La criada Suzuki se levanta la mañana siguiente y recibe la llegada de Sharpless y Pinkerton acompañado por su nueva mujer americana, Kate. El marino americano ha vuelto a la casa en busca de su hijo al enterarse de la noticia, pero, al observar la devoción de su esposa japonesa por recibirle, se da cuenta de que ha cometido un error. No es lo suficientemente valiente para enfrentarse a la joven y encomienda a los demás anunciarle la notícia a Cio-Cio San. Madame Butterfly accede a entregarle su hijo al americano, pero con la condición de que él lo venga a buscar personalmente. La joven, mientras espera a su marido, se despide de su hijo y se prepara para clavarse la misma espada con la que su padre se había suicidado en el pasado. Pinkerton se apresura a entrar en la habitación en un último intento por evitar la tragedia, pero ya era demasiado tarde.
Madama Butterfly en Les Arts
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