Dramaturgias de la ilusión y la resiliencia
La temporada 2019-2020, que tan particularmente cerramos en estos días, da paso al ilusionante periodo que se inicia con la presentación de la temporada 2020-2021: una realidad que se mostrará viva ya desde las semanas centrales del próximo mes de septiembre.
La decimoquinta temporada del Palau de les Arts Reina Sofía estará marcada por la presencia de algunos de los dramaturgos más determinantes de la historia del espectáculo teatral en Occidente, desde su desarrollo moderno en los siglos XVI y XVII hasta nuestros días: dramaturgos del texto dramático, los autores teatrales, y dramaturgos del sonido, los compositores a los que se
unen los dramaturgos de la modernidad escénica, los creadores escénicos. Les Arts, en su esencia de institución pública, entiende que su función primordial dentro del tejido cultural que lo alberga, la ciudad de València y la Comunitat Valenciana, es participar en esta cadena de creatividad sociocultural manifiesta en las dramaturgias que en su nueva temporada ofrece, y ve en ello una actuación necesaria para mantener renovada la potencia de la obra de arte ante un público cada vez más conectado con las corrientes artísticas mundiales.
Porque la Dramaturgia es, en pocas palabras, la unión de texto, ideas y escenario en un producto estético y teatral. Es la creación ordenada de un mundo simbólico, de un mensaje coherente, a partir de un relato verbal o musical, o de ambos, y tiene como fin primordial la innovación y la superación continua de los modelos escénicos heredados, que se presentan ante el público actual con nuevo aspecto, manteniendo intacto su contenido ideológico original.
Conceptos como la capacidad de superación -esa adaptación a las nuevas circunstancias que el pensamiento del siglo XX ha llamado resiliencia-, el poder regenerador del arte y la meditación ante la vida, ante sus límites, sus pruebas y su misma pérdida, están en la base de esta temporada, cuya programación se vertebra en buena medida sobre estas ideas presentes en las obras propuestas -escénicas y sinfónicas- y en las visiones dramatúrgicas que las presentan ante nuestro público.
Con especial contundencia se reflejan estos conceptos del pensamiento en las cuatro primeras obras de la temporada que son, en cierto sentido, cuatro reflexiones muy poderosas de sus respectivos creadores: Mozart/Castellucci, Shostakóvich/Heras-Casado, Beckett/Kurtág/Audi, Pagés/El Arbi El Hardi: la vida que mira a la muerte, que es una nueva vida; la vida que se enfrenta a su
supervivencia en las guerras de los hombres; la vida como la libertad de decisión más íntima; la vida tomada como la medida del tiempo que pasa.
Más allá de este poderoso arranque, la temporada muestra la natural convivencia de la teatralidad clásica y la creación literaria romántica de William Shakespeare y el cuentista francés Charles Perrault, la poética del Barroco tardío y el Neoclasicismo del Abate Metastasio, la revolucionaria unión de literatura y discurso musical wagneriano, la teatralidad castiza y romántica de Mariano José de Larra, la literatura realista y naturalista de Giovanni Verga, determinante para la concepción de la obra dramática contemporánea, que tendrá representante de lujo en el duro realismo
abstracto del siglo XX de Samuel Beckett.
La solidez de estas propuestas literarias, convertidas en hecho dramático por libretistas y compositores, tendrá su correlato en el elenco de creativos escénicos desplegado, los re-creadores contemporáneos de la obra de arte ante el público, que recibe de ellos la tradición cultural reactivada por el ojo crítico de los directores de escena.
Estos directores, que son a menudo dramaturgos, dotan de sentido a obras de épocas anteriores y también a propuestas de la más estricta contemporaneidad, que pueden resultar menos comprensibles al espectador moderno a causa de la cercanía temporal de los temas que se abordan, para los que la sociedad contemporánea aún no tiene formas estéticas
claramente asociadas.
En este sentido, sus discursos visuales permiten que la tradición artística se inserte en los discursos visuales de nuestros días y conecte con el colectivo público por la vía de la inmediatez estética.
A los ya citados Romeo Castellucci y Pierre Audi, agregamos ahora a Laurent Pelly, Mario Martone y Giancarlo del Monaco, desde el ámbito de la creación internacional; y a Àlex Ollé (La Fura dels Baus), Emilio Sagi, Alfredo Sanzol y Jaume Policarpo como representantes del grupo de los creativos hispanos.
A esta importante vena argumentativa suma Les Arts otra no menos poderosa, aunque menos evidente, quizá, a primera vista. Es ésta la dramaturgia que se produce sin escenario, que tiene como indiscutibles protagonistas a la Orquestra de la Comunitat Valenciana y al combinado de batutas de primer nivel que se colocarán ante ella.
Esta teatralidad de la música pura -sin palabras, aunque no siemprepresenta en las obras programadas una recurrencia temática en línea con la idea motriz de la programación general. En ella son reconocibles las ideas más íntimas de relación del hombre con el mundo: el miedo a la muerte, también el miedo a la vida; la esperanza surgida de la resolución a la duda planteada por los miedos anteriores; el continuo resurgir de las profundidades y los abismos ante los que se sitúa la humanidad a lo largo de su existencia en la tierra.
Las humanísimas reflexiones vertidas en el texto latino de la misa de difuntos, el Requiem; la angustia serena mahleriana que canta a la naturaleza más cosmogónica y la narración épico-trágica de la vivencia del asedio de Stalingrado, dan buena prueba de los distintos acercamientos dramatúrgicos que, con la fe en la superación del miedo y la redención del espíritu, han jalonado la creación musical desde fuera del escenario.
En su anhelo de apertura, mantenimiento de la tradición y divulgación, Les Arts se abre un año más a otras músicas y otros campos no escénicos, pues son formas dramáticas el Lied, basado en la música del poema; el flamenco, formado a partir de los palos “expresivos” del cante y las músicas de otros pueblos, de clara conexión racial-cultural. Por supuesto, el Palau de les Arts mantiene el compromiso con la tradición musical valenciana, sus sociedades musicales y bandas de música presentes en una gran mayoría de los municipios de la Comunitat.
Complementan a las actividades artísticas las acciones del ámbito de la divulgación y la pedagogía artística, actividad decisiva para la formación del futuro público valenciano que debe acudir a nuestras salas sin inconvenientes de edad ni diferencias sociales, consciente de la necesidad del arte como herramienta de cohesión con el pasado de su pueblo y como medio de consecución de un futuro mundo mejor. Una tarea delicada y apasionante en la que damos a conocer nuestro proyecto desde dentro en iniciativas englobadas en Les Arts és Per a Tots y Les Arts és Educació.
Una temporada de Ilusión y resiliencia, formas de esa energía que se transforma y no desaparece llamada arte.
Energía, ilusión, resiliencia. Todas ellas manifestaciones de la vida misma.